De las 196.3 millones de hectáreas de territorio terrestre de México, 138.7 corresponden a ecosistemas forestales, que equivalen al 70.6% del territorio.
Estos ecosistemas proveen los medios de vida a más de 11.8 millones de personas 2 y son un elemento central del patrimonio biocultural del país. Cerca de 70 millones de
hectáreas de las regiones forestales son propiedad social de comunidades agrarias y
ejidos. Las complejas condiciones que enfrentan hoy las regiones forestales se conjugan con la ausencia de planeación y las graves fallas institucionales, lo que amenaza la posibilidad de un futuro sostenible para los habitantes de estas regiones, así como para la conservación de su gran biodiversidad.
Los bosques y selvas tienen funciones reguladoras y amortiguadoras del cambio climático fundamentales. De ahí que es estratégico proteger las superficies arboladas en las cabeceras de las cuencas hidrológicas, los bordes de ríos y las zonas con pendientes abruptas. Es, al mismo tiempo, indispensable reconocer la importancia del manejo forestal y agroforestal para preservar los bosques, así como el mantener e incrementar el CO2 que almacenan. Además, es decisivo reducir los riesgos de deslaves y como facilitar la infiltración del agua hacia los acuíferos.